Conversaciones contigo V

No sabes cómo me pone esa canción. No, no me pone cachonda. No es ese tipo de “poner”. Siempre pensando en lo mismo. Me pone tristísima. Yo no sé si es normal o no es normal. Ni siquiera me la sé entera. Sólo algunos trozos. Pero, en fin, no sé. Quiero decir, sí sé. Siempre me dice que no se nada. Ay, mierda, lo siento. Siempre acabamos hablando de lo mismo. Pero ya te he dicho que tooooodo gira en torno a lo mismo. Que no. Que no me da vergüenza decirlo. Pero es que luego me llamas cursi y emo y me dan ganas de decirte que no vuelvas. Porque yo no soy cursi. Es que manda cojones que todo tenga que volverse cursi cuando estás enamorada. Pues mira, no es cursi. Es genial. Me atrevería a decir que es de las mejores cosas que me ha pasado. Y no voy a permitir que un gilipollas como tú me venga a joder el día. Cursi lo será tu madre. Yo soy feliz. Y me parece realmente mal que te rías de mí por ser feliz. ¿Tú eres feliz? ¿Sí o no? Yo no me río de ti, no te digo ni mu porque no seas feliz. ¿Pero entonces lo eres o no lo eres? No puedo más. ¿Sabes? Mejor ya ni vuelvas. Déjame. Porque odio que digas lo que no es. Me pone mucho más triste que la puta canción. Vete. Y dame las llaves.